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Jueves 31 de Julio del 2025
Participa de las aflicciones por el evangelio. 2 Timoteo 1, encontramos 18 versos y después de los primeros dos (de la introducción) podemos apreciar que Pablo que los padecimientos, la cárcel, los dolores, las cadenas, nada hizo al apóstol cambiar de hacer las cosas con limpia conciencia y de orar día y noche por aquel que le escribía esta carta (V+ v3). En el cual también expresa su deseo de volverlo a ver “al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti” (v4b-5a). Y recordando esto, la fe no fingida, le da el consejo:
* (v6) “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.”
Le recuerda también que les ha dado Dios:
* (v7) “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
Y la posición de guardar y retener. Trayéndonos así el texto del tema de esta mañana:
* (v8) “Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,”
Participa de las aflicciones por el evangelio. No es algo opcional. No es algo que puedo escoger o no cuando sigo a Cristo. Es más sin tu provocarlo, vendrán. Como “Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen!” (Lc 17:1).
Participa de las aflicciones por el evangelio. Pues Dios te “…salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,” (v9). ¡Gloria a Dios! El cual manifestó a “nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio,” (v10b). Y nos constituye, Pablo lo dice así:
* (v11) “del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles.”
Y por esta misma causa dice: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, (v12a). Participa de las aflicciones por el evangelio. “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.” (v13-14).
Participa de las aflicciones por el evangelio. Muchos dejaron a Pablo, mira como el escribe “Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia,” (v15a) pero sin embargo yo no veo a Pablo protestando, criticando, maldiciéndole, diciendo una palabra en contra hacia ellos, mas bien se sujeta a padecer y a interceder por ellos como dice: “Tenga el Señor misericordia…” (v16a) recordándose de algunos lo que habían hecho por él “confortó, y no se avergonzó de mis cadenas” (v16 final); y mira como termina: “Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Éfeso, tú lo sabes mejor.” (v18). Participa de las aflicciones por el evangelio. Y no maldigas. Pues es parte de tu llamado. Mira como escribe Santiago:
* (Stg 3:9-11 PDT) “Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre y con ella maldecimos a las personas que han sido creadas a imagen y semejanza de Dios. De manera que con la misma boca bendecimos y maldecimos. Eso, hermanos míos, no debería ser así. ¿Acaso puede dar un manantial agua dulce y agua amarga al mismo tiempo?”
Participa de las aflicciones por el evangelio. Mantente siempre tu conciencia limpia. Mantén tu fe no fingida. Aviva el fuego del don de Dios que está en ti. Pues Dios te ha dado Espíritu de poder, de amor y de dominio propio. No te avergüenzes de dar testimonio. Guarda tu buen depósito. Bendice y no maldigas, sino ora e intercede por ellos al Señor. Participa de las aflicciones por el evangelio. Enseña a otros. Pues así vive verdaderamente el discípulo de Cristo. Dios te bendiga es mi deseo. 2 Timoteo 1:8