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Lunes 4 de Agosto del 2025
El hombre de Dios. 2 Timoteo 3, Pablo como se le dice en estos tiempos, le quiere abrir los ojos al joven y amado pastor empezando: “que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita.” (v1b-5, Ver+ v6-8a). Hombres que “resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.” (v8b, Ver+ v9).


El hombre de Dios. No son como los malos, “mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.” (v13).


El hombre de Dios. Sigue la “… doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos” (v10b-11a, Ver+ v12). El hombre de Dios. Persiste en lo que ha aprendido de ”las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,” (v15-16, V+ v14) Trayéndonos así su último versos del cual trae el tema de esta mañana:
* (v17) “a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”


El hombre de Dios. Sea perfecto. Enteramente preparado. ¿Para qué? Para toda buena obra. ¡Gloria a Dios! Muchos dicen: “no soy perfecto” y muy probable dicen bien, pero eso no puede ser excusa para no ser mejor. El hombre de Dios debe semejarse cada día más como a aquel que lo llamó. Preparado, diestro, hábil, disponible para todo la buena obra. Mira lo que le dijo el Señor a Abram a la de edad de 99 años al aparecérsele Jehová: “Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.” (GN 17:1b). ¿Qué nos enseña Jesús apenas al comienzo de los evangelios? “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mt 5:48). El hombre de Dios. Debiera escoger siempre andar siempre delante del Señor y ser perfecto para así siempre ser lo bueno y agradable delante del Señor. Nunca deseches las Escrituras, pues ellas son útil para enseñar, para redargüir, para corregir, e instruir. El hombre de Dios. Debe amar su palabra. Salmos 119:9 dice: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.” ¿Quieres limpiar tu camino? El hombre de Dios. Guarda su palabra. La ama, la cuida, está pendiente ah ella, lo que dice y se acoge a sus consejos; pues son palabras inspiradas por Dios. En el mismo Cap de ese Salmo 119 dos versos mas adelante dice: “En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.” (Salm 119:11). El hombre de Dios. Aprende y persiste en ellas, pues ellas te evitarán pecar y caer. Dios te bendiga es mi deseo. 2 Timoteo 3:16-17